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    Anatomía de la melancolía: Luminarias

    Anatomía de la melancolía: Luminarias

    María Engracia Sigüenza Pacheco nos ha traído, editado por Ars Poética, otro poemario. El tercero de su cosecha. Un poemario bello titulado «Luminarias». Aposta hemos reservado nuestro comentario para estos días aledaños a las solemnidades de Todos los Santos y Fieles Difuntos porque cuando escuchamos «luminaria», sobre otras imágenes, nos viene la de esas lamparillas luminosas que en casa decíamos «mariposas». Decíamos y decimos.

    María Engracia nos ofrece refulgentes poemas que, sobre todo en la primera parte de las tres del libro, en la titulada «El fuego del hogar», irradian mucha albura sobre seres perdidos. Homenajeándolos, rescatándolos en versos que los vitalizan apuntalando recuerdos. Para perpetuar su presencia. No en vano, el poemario se abre con una cita de Antonio Colinas, concretamente con esos versos finales de «Laderas» en los que el poeta habla del tiempo detenido que le escupe a la Muerte. Y no hay mejor escupitajo contra la Parca que el recuerdo, tiempo detenido.

    Luminarias