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    DONDE ARRAIGA DESTIERRO José Manuel Ramón

    DONDE ARRAIGA DESTIERRO José Manuel Ramón

    Si hace décadas se cantaba aquello de malos tiempos para la lírica, no digamos ya para la épica, a no ser que algún súbito acontecimiento pretenda darle la vuelta a los tiempos y amanezcamos en una nueva era que no olvide, no obstante, efemérides pasadas. Aunque si le echamos imaginación a la multiplicidad fenoménica que nos satura podríamos interpretar los tiempos presentes como épicos en el sentido de que no sólo todos están contra todos sino que Todo está contra Todo. La vorágine moderna sería una épica del caos en la que la misión urgente sería rescatar al sujeto de sus múltiples defunciones simbólicas. Me detengo en esta consideraciones porque el poemario deJosé Manuel Ramón invoca la movilización de conjuntos, alude sin esconderse a las grandes simbolizaciones que la civilización actual parece estar obsesionada en suplir o ignorar.

    Esta es una de las virtudes de la poesía: reivindicar motivos y experiencias, desde la legitimidad de la razón imaginativa de la palabra poética, que parecieran sólo rastreables en envolturas mitológicas. Ante la épica o la lírica, si es que se presenta el caso dramático y estereotipado de tener que escoger, ya conocemos cuál de las dos era superior paraBorges. Quizá el haber elegido la épica como de mayor altura que el otro tipo de registro, fue un bluf que el autor argentino nos lanzó con más o menos consciencia. De todos modos, hasta qué punto puede ser exigente un poeta hoy que no sólo importune la dirección general de los tiempos sino que se atreva a reivindicar el ser en una época que se jacta de haber desarticulado la metafísica y haber invisibilizado toda presencia de la divinidad.