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    Huellas

    Huellas

    En 1996 aparecía el primer libro de poemas de Jorge de Arco, Las imágenes invertidas. Iniciaba con él una ya amplia trayectoria como poeta que cristalizaría en un total de ocho publicaciones hasta la fecha, sin contar con otras labores de edición, crítica o traducción. Ocho publicaciones (merecedoras de importantes distinciones en muchos casos) que dan cuenta de su crecimiento y de su madurez como creador a lo largo de más de veinte años: a esta primera seguirían Lenguaje de la culpa (1998, Premio Ciudad de Alcalá), De fiebres y desiertos (2000, Premio Comunidad de Madrid de Arte Joven), La constancia del agua (2007), La casa que habitaste (2009, Premio San Juan de la Cruz), Las horas sumergidas (2013, Premio José Zorrilla), La lluvia está diciendo para siempre (2016, Premio Rafael Morales) y la reciente El sur de tu frontera (2017). Una selección de poemas de todos esos libros (presentados por orden cronológico) aparece ahora recogida en esta antología.

    El criterio cronológico (como indica el autor en unas palabras previas) permite al lector observar la evolución de su poesía a lo largo de todos estos años de creación casi ininterrumpida en la que podemos constatar un creciente impulso por hallar su propia voz poética que se va configurando a partir de tentativas diversas, siempre a la caza del verbo preciso (y en ocasiones inesperado) pero también a la consecución del verso que fluye con la limpieza de quien ya ha aprendido a gobernarlo con pulso seguro: “Con el temblor que deja / el tacto del azúcar tras la lluvia temprana, / baña la luz tus ojos.” (“El fruto de tu invierno”, La constancia del agua).

    Imposible conformarse con un solo ejemplo; imposible también encerrar en unas escuetas líneas la multiplicidad de matices que, poco a poco, enriquece la trayectoria poética de Jorge de Arco: búsqueda de sí mismo, dudas e incertidumbre, revelación de la amada, rebelión contra el tiempo, retornos a la infancia... Nada mejor, entonces, que dejarse acompañar por las palabras de Carlos Murciano quien en su Prólogo traza una acertada y densa (aunque breve) semblanza de ese quehacer poético, desde sus inicios hasta hoy. “Una obra, en suma, que en estas más de dos décadas ha ido alzándose sugestiva y reveladora, sostenida sobre la firmeza de su lírico fluir”, concluye.

    “Al filo de estos ocho poemarios –confiesa el autor-, hay paisajes reales y familiares, espacios imaginarios y pretéritos, protagonistas cercanos y almados, silencios de ayer y anhelos de hoy, instantes de gozo y marcas de penumbra, estíos azules e inviernos de sombra…”

    Huellas, en definitiva, en las que tienen cabida tanto la alegría por la vida que nace como el dolor por la que arrebata la muerte; huellas que son los posos que el paso del tiempo va depositando en cada uno denosotros. Huellas personales (recuerdos, presencias, ausencias…) que el poeta ha sabido transformar en otras huellas más hondas e imperecederas: esas que nos regala hoy en forma de creaciónpoética.

    Por M. Carmen García Tejera

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